Gracias Fimu, gracias Tibi

Lucas Mentasti
7 min readDec 25, 2020

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Adopté a Fimu y Tibi el 6 de enero del 2005. Tenían 42 días y pesaban 750 y 720 gramos. Entraban en la palma de la mano.

Mi gran amigo Matias Wullich, fundador de la veterinaria Centro Pet, me ayudó a conseguirlos. En diciembre del 2004, me dio un libro de razas de perros y me dijo “elegí a tu perro”. Empecé a mirar características raza por raza: ovejero alemán, uso: guardian. Cocker, uso: caza. Hasta que llegue. Pug, uso: NO POSEE. Me enternecí y dije “este”. (En Buenos Aires casi no se veían pugs en esa época). Le deje un adelanto (fortuna en aquella época) y mi amigo Matias me dijo “yo te llamo”.

El jueves 6 de enero, a las 4 de la tarde, yo estaba en la oficina y suena el teléfono. “Vení a la veterinaria, están tus perros acá”. Y me corto. Tire todo y acompañado de Nico Selicorni, caminamos las dos cuadras que había hasta la veterinaria. En el consultorio, vi a 4 cachorritos pugs. “Date vuelta por favor, no los mires todavía” me dijo el veterinario. “Los voy a revisar yo primero, quiero asegurarme que está todo bien”. Al minuto me dijo “toma, este es el machito” y me dio a Fimu. La conexión fue totalmente instantánea y sentí que ya lo amaba.

“Elegí a la hembrita, las dos están perfectas”. Yo nunca había visto un pug negro. Mi expectativa era tener dos claritos. Quiero aclarar que estaba gastando una fortuna… “¿Tienen diferencia de precio?” pregunte. Tibi siendo tan tan tan tan bella me imaginaba que sería más cara. No, era el mismo precio. Qué momento. Tenía que elegir, si la rubia o la negra. Agarre primero a la rubia y nos miramos. Después agarré a Tibi, que inmediatamente me empezó a mirar a los ojos y me empezó a dar miles de besitos por toda la cara, diciéndome “yo yo yo”. “Clarisimo” pensé.

Volví con mis perritos a la oficina, que se transformó en un desfiladero de gente viniendo a conocerlos. Se ganaron todos los corazones. Nos fuimos en un taxi, yo los llevaba en un bolsito rojo con cierre. Cuando me senté en el taxi, puse el bolso sobre mi falda y lo abrí. Fimu y Tibi salieron los dos como desesperados a darme besos en la cara.

Vivimos muchas aventuras juntos. Fuimos a Mar del Plata. Al Delta. Al campo. A Mar de Las Pampas. Destruyeron muchos muebles. Durmieron siestas encima mio mientras yo trabajaba en la compu. Como buenos hermanos, jugaron y se corrieron por toda la casa. Cuando se volvieron adolescentes, les brotó el amor… (pregunté a los veterinarios y me dijeron que una vez podían cruzarse entre hermanos sin problema, pero que corte ahí la consanguinidad). Llegaron 20 perritos: Kiwi, Limón, Mora, Pina, Gomez, Sugus, Dolca, Cabsha, Vauquita, Garota, Lomo, Cabeza, Garras, Tetas, Eloisa, Jacobo, Silvita, Ricardo, Guido y Betty.

En abril del 2012, agarré dos valijas y nos vinimos los tres a la siguiente aventura en Miami. “Nosotros tres contra el mundo” les dije y construimos un equipo increíble. Ya lo dije varias veces, me causa compasión la gente que perdió a seres queridos y trabajo durante la pandemia, pero a mi la pandemia me permitió acompañar a mis hermosos en sus últimos 10 meses. Fueron meses hermosos.

El final fue afortunadamente muy rápido. Yo lo venía pensando, sabía que iba a suceder. Fimu estuvo muy apagado alrededor de un mes. Ya estaba muy cieguito y nunca se quejo de nada. Yo me aseguraba que cuando lo agarraba y le hablaba, él sonriese como siempre. Descubrí que algo le dolía, lo lleve al veterinario que me dijo que tenía un tumor en la boca y que ese tipo de tumores normalmente eran metástasis. Existía la posibilidad de hacerle rayos, pero para eso había que sacarle sangre y hacerle análisis y se corría el riesgo de que sea peor todavía. Tibi tenía una infección en los ojitos y los pulmones. “General Failure” pensé yo. Nos fuimos a casa y Tibi no se le despegó más de Fimu.

Con una mirada, Tibi fue clarísima: “no lo dejo solo, yo también estoy para irme.” Le repetí mil veces que yo iba a estar bien y que me correspondía a mi cuidarlos a ellos. Nos abrazamos y nos dedicamos una semana a decirnos cuanto nos amábamos y agradecernos por estos increíbles 16 años juntos.. El martes 22 durante la noche, escuché llorar a Fimu por primera vez en mi vida… Lo que se la aguantó para no preocuparme… Se fueron juntos el miércoles 23 de diciembre a las 5 pm.

Hoy, dos días después, reconozco la tristeza en mi, pero es tanto tanto tanto más grande el agradecimiento por la felicidad y los aprendizajes que las lágrimas que largo son más de alivio que de otra cosa. Hay cierta paz en el desenlace y en la aceptación.

Para honrarlos, quisiera contarles los grandes aprendizajes que hice junto a ellos:

Sobre el vacío… A veces toca soltar… Por que hay compañeros que mueren, o porque emprendemos nuevas aventuras por separado. Y dejan un vacío adentro nuestro. Se siente de una forma muy particular en el cuerpo. No es lindo. Es parte de la vida, pero no es la parte más linda. A la vez, como sobreviviente de muchas separaciones, si hay algo que tengo claro es que “cuando pasa la muerte, te salpica de vida”. El vacío no es estable: el vacío atrae. Estoy convencido que cosas buenas van a llenar el espacio que los perritos dejaron. Gracias mis hermosos por este vacío que duele, porque es necesario para atraer lo que sigue.

Sobre el amor y los vínculos… Los cachorros son hermosos. Llenos de vida y de potencialidades. Podemos fantasear miles de futuros. Mirando fotos y videos de cuando Fimu y Tibi eran chiquitos no podía dejar de sonreir… Sin embargo, no cambiaría por nada del mundo, los últimos años con mis viejitos, donde el amor, la confianza y la entrega eran totalmente incuestionables. “Es el tiempo que perdiste con tu rosa lo que la hace tan importante” le dice el Zorro al Principito. Las relaciones se co construyen y son tan fuertes y tan nutritivas como energía y tiempo le dedicamos al PROCESO de construirlas.

Sobre los compañeros de viaje… Tengo la suerte de contar con muchos amigos de larga data y ahora termino de entender la importancia de invertir en los vínculos. Por segunda vez, mi amiga del alma Nani Portal, “casualmente” está en Miami en uno de los momentos más tristes de mi vida. Ella, junto a Ricky, Dante y Julia, me albergaron en su hermosísimo nido familiar, dándome el amor incondicional necesario para que pueda sentir. Otras hermosas casualidades incluyen a otros grandes amigos visitando Miami como Violeta, Ramiro y Fede. Gracias Carla, Fer, Opy, Diego, mi mamá, mi hermano y sobrinos por estar pendientes. Gracias Junior por estar siempre. Me hacés bien. Gracias Maxi. Estamos. Gracias a los nuevos amigos que aparecieron hace poco en mi vida y con los que estamos construyendo.

Sobre los perros… Cada tanto, mi amiga Ariadna Travini me tira una de esas frases que no me voy a olvidar nunca… “Con los perros es así, te regalan miles de días de felicidad, pero también el peor dia de tu vida.” Y así es. Cuando los perritos tendrían unos 2 años, entendí que algún día me iba a tener que despedir de ellos, porque ellos iban a vivir mucho menos que yo. Me puse triste pero también pensé “si, ese día va a llegar, pero falta mucho y voy a disfrutar cada día hasta entonces”. Definitivamente valió la pena y no creo que falte tanto para que vuelva a empezar.

Sobre los siguientes perros… Nani, que hace unos años perdió a su perro Pedro (uno de mis 3 amados Pedros…) me dijo “el espacio que deja este perro lo reemplaza el siguiente. Nunca va a ser lo mismo, pero el espacio sí que lo llena. Y otra cosa. Los que se van, de alguna forma le cuentan cosas a los que vienen. Mis perros actuales saben cosas que solo Pedro podría haberles contado”. Personalmente me voy a dedicar a viajar y andar libre por un tiempo, pero queridas almas de los próximos perros, chusmeen mucho con Fimu y Tibi. Ya nos encontraremos.

Sobre el elegir y el libre albedrío… No van ni dos días y todavía estoy procesando. Lo más fuerte es darme cuenta de la cantidad de decisiones que yo tomaba, considerando a Fimu y Tibi. Ya no tengo razón para sentarme en el patio mientras ellos hacen pichin. Ya no es grave no cerrar la puerta de entrada si voy hasta el buzón. Se me aparecen todo el tiempo en mi cotidianidad. Y me queda claro que en ese momento, yo elijo: engancharme en el pasado y la tristeza, o apostar al futuro y a nuevos proyectos. Elijo reconocer, agradecer, honrar y soltar el pasado. Gracias Fimu, gracias Tibi por hacerme sentir tan responsable de mi parte en la co creación de mi vida.

Sobre las memorias compartidas… Medio que ya toqué el tema… Mi relación con los perritos fue mutando al co construirse. Al principio eran “mis perros”, después se volvieron mi familia. Y para eso se necesita tiempo. Al igual que las semillas, si uno las planta, les saca los yuyitos, les da sol y las riesga… crecen. Hay semillas que no germinan, pero si germinan… lo que sigue es invertir tiempo y energía. A la corta o a la larga, todas se vuelven únicas y hermosas. A pasar tiempo y construir memorias compartidas con las personas que elegimos para nuestra vida.

Así que Fimu y Tibi, mis grandes maestros… gracias… gracias… gracias… Nos vemos en 50 años. Manden muchos besos para los de arriba.

PS: Mensaje de último momento. Perritos mandan muchos besos y agradecimientos a aquellos que los cuidaron: Sheba, Patricio, Leticia, Martin, Fede, Marcos, Brian, Pedro, Luis, Cristian, Deiby y Ginet.

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Lucas Mentasti

Advertising C-level Executive, Ontological Coach, Amateur numerologist, Author and Empath. Quite a combo.